viernes, 18 de julio de 2008

Mejorar mi comunicación


Partiendo de la lectura de este documento, puedo concluir que la comunicación con mis alumnas de ninguna manera es una comunicación que pudieramos llamar siempre auténtica, ya que en ocasiones llego al salón de clases sin un interés real en ofrecer un momento de encuentro con ellas, es decir, no me siento motivada por alguna situación externa personal, ya sea que me sienta indispuesta fisicamente o que tenga algún problema familiar o laboral que me impidan esta disposición.

Cuando esto sucede, los resultados se ven inmediatamente en las alumnas, ya que es evidente que durante la clase no logro despertar su motivación en alguna medida en ellas.

Aunque en algunas ocasiones mis intervenciones son respuesta a necesidades reales de mis alumnas, en otras resultan repetitivas y faltas de motivación, por lo que no siempre respondo a la necesidad de crecimiento de ellas, que me compete como catequista y educadora.

Normalmente, procuro hablar con mis alumnas con mi testimonio de vida, sin embargo no siempre logro este objetivo, perdiendo así la comunicación auténtica de la que habla este documento.

Además, tomando en cuenta que en la Catequesis se tiene algo más que una simple comunicación superficial se hace necesario un compartir de vida que ayude a superar la ambigüedad de las palabras y a descubrir su riqueza.

Por otro lado, soy conciente de que no siempre pongo atención a la disponibilidad y capacidad de mis alumnas, o sea que se me va de las manos la situación concreta en la que doy mi Catequesis.

Cuando de comunicación oral se trata, no siempre mis alumnas siguen el ritmo de mis palabras y esto también trae problemas de comunicación. Es importante que como emisor no me olvide tener en cuenta la particular situación en que se encuentran la mayoría de mis alumnas.

En resumen, la comunicación con mis alumnas no es 100% auténtica, pero llega a tener un porcentaje de autenticidad, desde el momento en que la catequesis no llega a ser siempre un proceso enseñanza-aprendizaje (maestro-alumna), sino un proceso abierto sobre la realidad donde se hacen verificaciones y se dan respuestas.
Finalmente, en mi catequesis estoy dispuesta a caminar con mis alumnas para un crecimiento mutuo y un encuentro con la Verdad.
Tayde Vega Haelsig

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